La democracia que resiste
El mes de abril de 2022 ha sido uno particularmente importante para el desarrollo democrático de México por dos importantes sucesos que han patentado la voluntad ciudadana en la representación del país.
El próximo 6 de junio se cumplirá 1 año de las elecciones federales de medio término en las cuáles un histórico 53% de la población del país votó por renovar la Cámara de Diputados. En ese entonces la cámara baja contaba con una mayoría calificada ocupada por la coalición oficialista conformada por Morena, el Partido del Trabajo, el entonces Partido Encuentro Social (luego Encuentro Solidario) y el Partido Verde Ecologista de México. Ese día el voto de más de 21 millones de mexicanas y mexicanos devolvió cierto equilibrio al congreso al robustecer a la oposición que ahora conformaría poco más de dos quintas partes de la representación legislativa en la Cámara de Diputados. Ese día, gran parte de México votó por un proyecto alternativo al de la llamada “Cuarta Transformación” y durante meses esperaron el fruto de su elección.
La espera terminó el pasado domingo 17 de marzo cuando la oposición conformada por la coalición “Va por México” (integrada por el PAN, PRI y el PRD) y (el aún no integrado) Movimiento Ciudadano frenaron el proyecto de reforma constitucional en materia energética propuesto por el presidente López Obrador (https://politica.expansion.mx/congreso/2022/04/17/la-oposicion-en-camara-de-diputados-apaga-la-reforma-electrica-de-amlo). Lo planteado en la reforma (llamada “Ley Bartlett” por la oposición) fortalecería a la Comisión Federal de Electricidad a costa de competitividad económica y con consecuencias graves en el medio ambiente, según analistas críticos de la iniciativa (https://coparmex.org.mx/reforma-al-sector-el-ectrico-una-reforma-con-la-que-pierde-mexico/). Con esa derrota, López Obrador conseguía su primera reforma rechazada por el poder legislativo y sentaba un importante precedente para futuros proyectos como lo es la Reforma Electoral por discutirse en los próximos meses.
Una semana antes, el domingo de 10 abril el presidente recibió otra mala noticia para él y los suyos no desde San Lázaro sino de todo el país: después de varios meses promoviendo un plebiscito de revocación de mandato que requeriría la participación mínima del 40% del padrón electoral, solo un 18% de la ciudadanía (poco más de 15 millones de personas) salió a votar mayoritariamente “que siga en la presidencia de la República” mientras el resto del país pasaba por alto la jornada electoral (https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/2022/04/11/consulta-de-revocacion-de-mandato-fue-un-completo-fracaso-ricardo-anaya/).
Con ambos sucesos es claro que tanto el presidente como los suyos no están nada contentos con los resultados de su actual desempeño, y si bien hay algunos que simpatizantes de la “4T” dispuestos a hacer una suerte de autocrítica (https://johnackerman.mx/autocritica-morenista/#google_vignette) lo cierto es que el grueso del obradorismo militante prefiere señalar a los otros como culpables y emprender una cacería de brujas con ecos de persecución política, desde insinuar sanciones a quienes se abstuvieron de votar en la revocación de mandato (https://aristeguinoticias.com/1504/mexico/habria-sanciones-para-quienes-no-votaron-en-revocacion-de-mandato-advierte-pablo-gomez/) hasta lanzar una campaña de desprestigio al estilo del macartismo contra los legisladores que votaron en contra de la reforma eléctrica señalándoles como “traidores a la patria” (https://www.proceso.com.mx/nacional/2022/4/21/amlo-defiende-campana-de-morena-para-exhibir-diputados-como-traidores-la-patria-284661.html).
Mientras, la oposición no puede perder momentum y ahora más que nunca es imperativo que trabajen unidos a pesar de las evidentes diferencias entre los partidos y liderazgos que buscan abanderar al voto opositor en 2024.Si bien la candidatura única es un elemento crucial para una eventual victoria opositora, se necesita establecer un proyecto común en lo que queda del sexenio y con miras al siguiente, así como contar con una agenda de propuestas para México que replique de manera propositiva las supuestas intenciones obradoristas hacia la ciudadanía. Por ejemplo: establecer marcos innovadores para ejercicios de participación ciudadana que impulsen a legítimos reclamos ciudadanos (a diferencia de la revocación de mandato) o rescatar los puntos en común que se pudieron haber alcanzado en algún punto de las negociaciones de la reforma eléctrica. Negociar con la coalición oficialista sería una buena idea si no estuviese constatada su absoluta lealtad al presidente López Obrador, por lo cual la oposición tendrá que ser cautelosa al momento de plantear soluciones para el país y valiente para defender a las instituciones de los embates de régimen.
¿Qué podemos hacer nosotros, los ciudadanos de a pie? No dejar de estar pendientes ni por un momento de lo que hacen nuestros representantes, tomar acción difundiendo lo que ocurre en el país y exigiendo a quienes ocupan los cargos públicos tomar acción en beneficio de la comunidad. De mismo modo es necesario estar alertas ante los ataques incitados desde el gobierno que dividan a la sociedad como lo han hecho, tomando una postura cívica de compromiso con toda la ciudadanía, firme pero abierta al diálogo con quienes piensan distinto.
La democracia en México ha visto días mejores, pero definitivamente ha vivido peores momentos bajo las décadas de partido hegemónico que hoy recuerdan con reverencia las huestes oficialistas. Ahora como entonces la democracia resiste gracias al coraje de sus ciudadanos quienes la conformamos. Parafraseando a John Philpot Curran: el precio de la democracia es la eterna vigilancia. Nos toca a nosotros vigilarla, defenderla y conservarla.
